martes, 29 de agosto de 2017

Respuestas inmunítarias específicas frente a antígenos

 Las respuestas inmunitarias específicas frente a antígenos
proporcionadas por los linfocitos T y los anticuerpos
expanden las protecciones del hospedador ofrecidas por las
respuestas innatas. El sistema inmunitario específico frente
al antígeno es un sistema que se genera de manera aleatoria,
se regula de forma coordinada y es inducible y activable e
ignora las proteínas propias pero responde de forma específica
a la infección y protege frente a ella. Cuando no actúa
adecuadamente, la respuesta inmunitaria puede quedarse sin
regulación, estimularse en exceso, descontrolarse, reaccionar
frente a proteínas propias, no responder o responder de modo
insuficiente a las infecciones y llegar a convertirse en causa
de patogenia y enfermedad. Casi cualquier molécula puede
iniciar una respuesta inmunitaria. Una vez que se ha activado
de forma específica mediante la exposición a un antígeno
nuevo, la respuesta inmunitaria se expande con rapidez en
cuanto a fuerza, número de células y especificidad. En el caso
de las proteínas se produce una memoria inmunitaria que
permite recordar con mayor rapidez ante un nuevo desafío.
Las moléculas del anticuerpo y del receptor del linfocito
T (TC R , del inglés T-cell receptor) análogas al anticuerpo
reconocen antígenos y actúan como receptores para activar
el crecimiento y las funciones de las células que expresan esa
molécula. Las formas solubles de anticuerpo en la sangre y los
líquidos corporales o la forma secretada en las mucosas pueden
inactivar y promover la eliminación de toxinas y microbios,
en especial cuando están en la sangre [bacteriemia, viremia).
Los linfocitos T son importantes para activar y regular las respuestas
innatas e inmunitarias y para provocar directamente
la muerte de las células que expresan antígenos inapropiados.




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